Japón es una de las naciones más tecnológicamente desarrolladas del planeta, y esta ventaja ha sido puesta al servicio de la sostenibilidad con el objetivo de mantenerse en la industria, produciendo, y aun así continuar siendo un país tradicional, respetuoso en sus costumbres y cultura. De eso se trata el Monozukuri.
Por un lado, se encuentran abiertos a innovar, al cambio y la globalización, y por el otro, no es discutible el irrespetar sus orígenes. Se trata de lo que se hace, es decir, el objeto, y el hacer.
Es común escuchar que la producción japonesa migra hacia el principio Monozukuri, que pretende lograr la perfección en el objeto, y que este perdure en el tiempo; la cosa y su mejora continua. El arte de la fabricación no solo para que un objeto sea estéticamente bonito, sino para que tenga excelente calidad y pueda extenderse su vida el mayor tiempo posible.
Hay quienes dicen que el término ha sido relevante por cientos de años, sin embargo tiene algunas décadas de haber tomado fuerza. Inicialmente se aplicaba solamente a la fabricación de la artesanía japonesa tradicional, y actualmente se aplica en distintas industrias, como la industria de la moda y los textiles, combinando la alta tecnología con su filosofía. Lograr que se fabrique de manera ética, aspirando a la excelencia, y por qué no, la perfección, viendo la fabricación como un todo, en donde son importantes los materiales con los que se trabajará, los equipos, el personal, y aquello necesario para el mismo.
Mediante el Monozukuri, se promueve un crecimiento sostenible y consciente, al mismo tiempo que reafirma la reputación de Japón de producir con calidad.
En la industria textil e indumentaria japonesa, se suma otro popular término, el Mottainai. Este último hace una exclamación negativa al desperdicio, al uso irracional de materiales sin importar el peso que el desperdicio del mismo puede significar. En el Mottainai, se pretende maximizar el uso de los materiales, para generar el menor desperdicio posible.
La fabricación debe cumplir con criterios de responsabilidad en tanto al uso de los recursos naturales, para que cumpla una función verdadera de aporte a la sociedad. Cada día son más marcas niponas las que buscan producir mediante métodos y sistemas eficientes, éticos y acorde a este principio. Marcas que han apostado a procesos más limpios, volviendo a ideas tradicionales, y empleando técnicas de producción en donde la tecnología se convierte en un aleado para reducir el desperdicio, el daño ambiental, y mejorar la calidad de aquello fabricado.
Como Latinoamericana, considero que tenemos mucho que aprender de Japón y su manera de innovar en los negocios, actuando con coherencia y convicción en tanto al respeto de su cultura. No solo producir más, sino producir mejor.
Nuestra biodiversidad debería ser ese algo que no estamos dispuestos a sacrificar. Más allá de los recursos tecnológicos, cada empresa puede mejorar trabajando en la selección de materiales que sean éticos, duraderos, mejorando los procesos de producción, que estos sean eficientes para que el producto alcance la máxima calidad.
Las ilustraciones de esta publicación son de autoría de Yuri Tokushige para Le Pendant. Instagram: @broccoli_t.art y @sparkle_ph06
Guía para que abandones el Ultra Fast-Fashion: https://www.lependant.com/shein/
Más información sobre el principio Monozukuri: https://yougojapan.com/monozukuri-art-principles/
Más información sobre el Mottainai: https://www.forbes.com.mx/mottainai-o-la-lucha-contra-la-cultura-del-desperdicio/
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