No necesitas estar en Nueva York, París, Londres o Milán para poder vestirte como te apetezca. Parte de tu libertad y autonomía como persona es elegir lo que quieres usar, demostrar tu personalidad por medio de la ropa que te viste, y no temer de lo que va a pensar la gente cuando te vea. La autenticidad en la moda, lo es todo.
Al salir a la calle, en ninguna esquina, pueblo, ni ciudad, existe alguien cuya opinión tenga mayor peso de la que tienes sobre tu persona. Ninguna importa más que la tuya. Nadie tiene la decisión de compra, la decisión de usar, ni la decisión de ser sobre ti. En cambio, el atreverte a vestirte para ti te dará una sensación de libertad y poder que inevitablemente mejorará tu vida.
Cómo nos vemos a nosotros mismos, es lo que reflejamos a los demás, y afortunadamente la moda no tiene ni edad ni talla, lo que sí tiene es un poder infinito de hacernos sentir jóvenes o experimentados, de hacernos sentir clásicos, elegantes, simples, frescos, o altos, voluptuosos, poderosos. El vestirnos es una oportunidad de abrazar nuestro cuerpo con empatía y respeto, y de empezar a vivir una vida en la que no somos espectadores.
No es un recurso para quienes alcancen determinada estatura o peso, o un punto más para quienes hacen parte de algún estándar de belleza, sino una herramienta con la que cada persona cuenta para demostrar que de la adversidad nace la inspiración. Las prendas de vestir están a disposición cada día para beneficio propio, para mirarse al espejo y sentirse radiante, espectacular, caminar con seguridad, comunicar de una manera más recursiva, y sentirse identificado y especial.
Si tu estética es extravagante, llamativa, romántica, bohemia o simplemente poco común o particular, no lo ocultes. No te niegues a comprar los zapatos que te dijeron que son ridículos, no te rehúses a usar el lazo en el cabello, los lunares con las líneas, el estampado, las texturas, ¡Vívelo! Esas ganas son tu inquietud de permitirle a tu creatividad salir de ti, construir tu camino que es único, y potenciar tu mensaje.
Cada minuto que estás frente a otra persona, hablando de tu proyecto o vendiendo, estás comunicando con tu imagen, y si te sientes cómoda, seguramente podrás afrontar la situación con mayor confianza y naturalidad. Esta no es una guía para decirte cómo conseguir tu propio estilo o cómo vestirte, sino que este es un recordatorio de que estés donde estés, te puedes vestir como tú te quieres vestir.
Como latinoamericana, veo y vivo de cerca que la moda y el estilo están cada día más presentes, contamos con grandes diseñadores, continúan surgiendo marcas espectaculares para todos los gustos, que no solo están en las vitrinas, sino que están en las calles, en las oficinas, los restaurantes, los trenes, los autobuses, las revistas y las pasarelas, y así debe ser.
La libertad nos ayuda a soltar prejuicios, y el estar libres de ellos nos permite gozar y promulgar el hacer de nuestra imagen, un lienzo honesto, creativo, sensible, y sin limitaciones.
Quiero hablarles también a las niñas y a las jóvenes que van en búsqueda de proyectar su singularidad, de tener y expresar su propio estilo y compartir sus preferencias por medio de su ropa. Muchas no tardan en hacer el intento cuando ya son duramente juzgadas por su familia. Y yo lo viví. Ser criticados por ser diferentes. Crecí escuchando que yo pretendía ser alguien que no era, pero, ¿Quién era yo, según ellos?, ¿Quién me conoce más que yo misma? Nadie puede conocerte como te conoces tú. Los otros no escuchan tus pensamientos, ni tus ideas.
La libertad de ser y expresarse por medio del vestido, no debería ser un privilegio que se gana.
La posible crítica en tanto a tu estilo no debe ser importante. Quizás tus espectadores no están acostumbrados a lo desconocido, diferente, o a lo extraño. Tú vístete distinto.
A mí un día me inundó una autonomía e independencia para vestirme que ahora me inspira a compartir con otros cómo la moda tiene un poder sanador, y una eficacia única de hacerte sentir bien, como la persona tremendamente poderosa que eres, y es algo que solo liberándote de ideas preconcebidas y llevándolo a cabo vas a entender.
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