Los cuerpos de las mujeres no deberían ser una tendencia, pero lo son. Estamos en 2023 y los estándares de belleza aún siguen siendo ley, lo cual, al fin y al cabo, es comprensible porque siempre, ha sido así (aunque hayamos cambiado las revistas de papel por los medios digitales), pero no es aceptable.
La diferencia entre el pasado y el presente es que muchas de nosotras hemos trabajado para aceptar quienes somos. Hemos amado nuestros cuerpos y disfrutado de nuestra singularidad.
Tenemos años pidiendo un espacio para todos los cuerpos, para todas las tallas, y la frustración se justifica al ver que la estética socialmente esperada es cada vez más excluyente, y que el estándar de delgadez aumenta. Los cuerpos en las pasarelas, revistas y publicidad tienen un apego y control absoluto conforme a los cánones de belleza. Yo defiendo que hay muchas otras formas de representar los cuerpos, y muchas caras hermosas en el mundo.
Hay algo en la belleza más allá del encanto evidente. Durante mucho tiempo, se ha conversado sobre la expansión de los estándares de belleza. Aun así, me es imposible ignorar que son estrechos e hipócritas. Se habla de la inclusión de modelos talla plus y afrodescendientes, sin embargo, ¿Las han visto o escuchado? A las modelos de talla grande se les suele exigir cuellos y rostros delgados, y las modelos afrodescendientes, altura, delgadez, pieles perfectas y luminosas. ¿Tiene este sentido?, ¿Es esa la inclusión de la que se jactan?
Me es difícil creer que un tipo de cuerpo tenga que pasar de moda para que entre otro, pero el año pasado muchas actrices y modelos se retiraron sus implantes para verse más delgadas, pues es la moda de este año, la extrema delgadez. Se vuelve a colocar a esta, que tantos problemas de salud ha causado, en un pedestal. Los cuerpos no deberían contorsionarse y cambiar según los caprichos de la sociedad. Esta práctica no es natural ni saludable.
¿Alguna vez has sentido que, cuando abres tus redes sociales, todas las caras que te miran son iguales? El cirujano plástico y sus inequívocas recomendaciones, rinoplastia, bichectomía, liposucción, fillers faciales, hialurónico. Así también, ahora es más fácil que nunca editar las imágenes, nuestras fotografías, y crear una realidad falsa sobre nosotros de muchas maneras. Parece una eterna invitación a la comparación y al autosabotaje. Hoy puedes volver tu look complaciente con un solo clic.
La belleza natural existe; algunas personas tienen rostros y cuerpos hegemónicos, es cierto, pero los filtros, la cirugía estética y los retoques de belleza también están aquí, y no es que eso esté mal, yo defiendo que cada quién haga con su cuerpo lo que quiera. Mi problema es la imposición, el rechazo a lo distinto, el deber ser. ¿Es posible que los estándares de belleza se hayan vuelto más rigurosos después de todo este tiempo? ¿Qué necesitamos para ser aceptados?
Recuerdo ir con un cirujano plástico hace años en busca de una liposucción en mis piernas; yo estaba clara con lo que quería y le dije lo que necesitaba, pero él encontró algunos otros «defectos» en mí. Dijo que necesitaba una liposucción en el abdomen y me convenció de ello. Mi cuerpo era ya una fuente constante de inseguridad, pero más aún lo fue cuando pensaba que tenía el vientre plano y un médico me decía que no.
Ahora soy un adulto y sé que el problema es enorme y profundo. Por ejemplo, antes de que Miss Universo sea realmente inclusivo, probablemente, primero moriría el certamen; es que lo que se considera belleza para los certámenes, difícilmente dejará de serlo. Quizás, la solución sea dejar de admirar eso, dejar de enriquecer un concurso que trata netamente de cumplir medidas específicas. No se trata solo de la industria y su concepto de belleza; se trata de que el resto de nosotros les glorifiquemos.
Me asombra la hipocresía. Hay quienes están convencidos de que todos los cuerpos son bienvenidos en la industria, pero se continúa eligiendo solo unos pocos, solo los que cumplen con el canon de belleza.
Todos los días recibimos un bombardero de lo que deberíamos ser, y es tan difícil. No sé si necesitamos una protesta más ruidosa, o dar pequeños empujones para abrir la mente al resto, para vociferar de que hay otras posibilidades, cuerpos y prioridades. Puede que tengamos que reconsiderar el concepto que tenemos de lo bello, y de cómo deberíamos ser.
En este cambio, la industria de la moda puede ayudar, pretendiendo reflejar una nueva perspectiva sobre la apariencia y la belleza, que incluya la confección de moda para todos los cuerpos, donde todos ellos sean ideales. Lo primero pudiese ser, impulsar la promoción al cambio.
Se debe llegar a espacios y mentes que todavía piensan que la moda o la salud es cosa de unos pocos, que existe una apariencia ideal, y que la palabra “modelo” habla más de medir 1.70, que del reflejo de trabajo y talento. Para llegar hasta allá, queda mucho trabajo por hacer.
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