Conocí a Kayo Okubo hace muchos años, yo estaba saliendo de mi clase de ballet, conversamos sobre la amistad, la vida, el amor, y sobre cómo era su vida en Japón, entonces en realidad fue fácil construir un vínculo.
Me invitó a una clase de Origami, fui, y florecí. Me enamoré de conocerla. A la fecha, conservo cada detalle de su parte en una cajita de hojalata. Kayo es un ser único y profundo para mí; una mujer buena, noble, de corazón puro y aspiraciones a construir del mundo, una familia.
La Embajada para la Paz me dejó muchísimo, agradezco siempre por cada corazón que palpita junto con el mío. Desea lo mejor a tus amigos, y todo lo que amas; la felicidad vuelve cuando regresas a lo que eres.
Me gustan los cuentos del momento en que el amor en todas sus formas nos golpea la nariz, y nos hace un conflicto. Yo por ejemplo, veía todo irse, los meses seguir, el techo tan alto, y las cosas ser pintadas siempre igual, ¡Nada poderosa era!, pero luego, yo vi el mundo con él, con ella, con otros, y amé, y pasó a ser importante remar los caminos en dulce de leche para llegar a tiempo, y ahora entendía todo.
El desarrollo del mundo nace de cada persona, y lo que mejor le sale a cada quién, es darlo todo por el amor, salirse a la calle, cruzar la línea final. El amor estaba ahí, y yo estaba a la altura; se viene el amor, y a su lado, el éxito y las canciones.
Hay relaciones que nos conducen explícita e irremediablemente a sentir, no necesariamente al bien, pero sí que a sentir.
Representan, en el mejor de los casos, el cuidado, el sentimiento, y la verdad, pero no siempre, pues en otras oportunidades, se disminuye el tamaño de esto que llamamos tierra, y las posibilidades de alcanzar la plenitud; de una u otra manera, estaría bien que desapareciera el resto, pues con un único latido, ya basta.
De cualquier modo, estos vínculos no requieren demasiado, y basta que se experimente una sola vez para entender que esta es una verdad.
No he sido yo quién se da de baja todas las veces, muchas ese es su papel, pero eso no importa, sino que es más valioso que siempre nos recogemos, que no nos dejamos, que volvemos al camino aunque esté tan complicado, a juntarnos.
En 10 años seguramente estaré asegurando que cambio toda esta familia, por un segundo, con.
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